Madrid, 14/01/2011
Esta semana, según la FAO, los precios de los alimentos básicos han
alcanzado un máximo histórico. En el último año el precio del trigo ha
sufrido una subida superior al 80%. Los precios se han alzado por encima
incluso de los de 2008, año en el que la crisis alimentaria hizo
estallar disturbios en todo el mundo. De hecho, ya han comenzado las
movilizaciones en países como Argelia y los efectos comienzan a sentirse
en todo el mundo.
La realidad que hay detrás de este fenómeno no es otra que la pura
especulación financiera y la propia ONU advierte: "No se puede especular
con los alimentos como si fueran meros activos", pero por otro lado, los
expertos aseguran que no hay problemas de reservas y suministro.
La comida no es un activo, ni debe estar en la bolsa de futuros, la
alimentación es un derecho fundamental. Se han pervertido los mercados
hasta el punto de que ahora tan solo existen para proporcionar grandes
beneficios a los especuladores, lejos de servir para permitir a la gente
para comprar y vender alimentos.
Y ¿quién gana en este juego perverso de la especulación? Pues ganan las
empresas de inversión y especulación y ganan las empresas del
agronegocio que controlan el suministro de las materias primas. Sus
acciones suben de valor y, entran en el juego de la especulación
financiera. Y ¿quién pierde? Pues los eslabones sin poder y más débiles
de la sociedad, los agricultores a pequeña escala, que ven reducida su
renta y su seguridad alimentaria.
Necesitamos mecanismos de control que regulen estos mercados, acabando
con la especulación de los fondos y bancos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada